Para reflexionar:

"El secreto de la libertad radica en educar a las personas, mientras que
el secreto de la tiranía está en mantenerlos ignorantes. "

Maximilien Robespierre

lunes, 24 de octubre de 2011

¿Qué es lo correcto?

En necesario analizar respuestas adecuadas ante situaciones de conflicto, para ir entrenando la mente y conducta para subsiguientes oportunidades. A continuación se presentan dos casos cortos con posibles respuestas, de las que se debe analizar su pertinencia con base al trato empatico que es necesario demostrar.
Los ejemplos fueron tomados del libro "La relación de ayuda en el ámbito educativo" de José Bermejo, España: 


Caso 1:
Alumno de 18 años y buen estudiante. Después de mucho esfuerzo de sus padres para que pudiera estudiar, acaba de perder el examen de admisión a la universidad.

“Me da vergüenza ir a casa. ¡Lo tenía todo tan seguro y había despertado tanta ilusión en mis padres…!  
  
Posibles respuestas:
  1. Organiza tus vacaciones de manera que puedas dedicar tres horas diarias al estudio y verás cómo en la siguiente oportunidad ganas.
  2. Lo que pasa es que te confiaste y no pensaste que fueras a perder.
  3. ¿Ya conoces los resultados de la prueba para saber donde fallaste?
  4. ¿Te preocupa la ilusión que habían puesto tus padres en ti y como tomaran el que no hayas ganado?  
  5. No sufras, tus padres son buenos y lo comprenderán. Ellos saben que te has esforzado.
  6. No te preocupes, hombre, no tienes ninguna culpa. Tus padres tienen que entender que has hecho lo que has podido…

 Caso 2:
Alumna de 18 años, pide hablar con una maestra de confianza:

“Supongo que no se imagina lo que le voy a decir; pero he de hacerlo, porque lo llegará a saber. Estoy embarazada y no quiero dejar mis estudios. Tengo miedo de la reacción de mis padres cuando se les pase el susto que les di ayer; me siento confundida. Mi novio y yo hemos sido imprudentes, y soy la más afectada. No puedo cortar mi futuro. ¿Cómo lo ve? ¿Cree que me dejen continuar estudiando aunque este embarazada? ¡No se qué hacer, me siento sola!”

Posibles respuestas:
  1. Es verdad. Actuar de forma irresponsable tiene sus consecuencias. No es un camino fácil, pero tienes que recorrerlo.
  2. Habla primero con tus padres e intenta calmarte. Luego te conviene saber qué responsabilidad está dispuesto a asumir tu novio.
  3. ¡Tampoco es para tanto, mujer…! No eres la primera ni la última que pasa por estas situaciones. Es natural que, de momento, tus padres reaccionen mal, pero no te preocupes, ya verás cómo se les pasa y te apoyan en todo. En cuanto a los estudios, no te agobies: vamos a apoyarte en lo posible.
  4. No pensabas quedar embarazada y claro, ahora estas confundida. Los adolescentes piensan que a ustedes nunca les va a pasar… no solo tus padres están asustados; también tú tienes miedo de lo que va a pasar.
  5. Quieres llevar adelante tu embarazo y también seguir estudiando. Es una nueva situación en tu vida, y te sientes sola y desorientada.
  6. ¿De cuánto tiempo estás? ¿Ya se lo has dicho a tu novio? ¿Qué dice él? ¿Crees que te ayudara a lo largo de la gestación?


Casos Reflexivos

Los siguientes son casos ficticios que se usaran para reflexionar sobre la empatía y humanización en el trato con los demás. Los casos fueron tomados del libro "La relación de ayuda en el ámbito educativo" de José Bermejo, España. 



CASO 1: Margarita buscar otro colegio 
Margarita es una señora que tiene mucho interés en inscribir a su hijo menor en un determinado colegio y después de varios intentos, consiguió una entrevista con el director. La entrevista se desarrolla así: 


A.  (Tocan a la puerta y se dirige a abrir) Entre, ¡Hola, buenas tardes! (dándole la mano)
       ¿Cómo está? 
B.   Bien, alegra mucho poder hablar con Ud. Perdone que haya insistido tanto…
pero necesitaba venir.
A.   Tranquila, que aquí estamos para atender a quienes nos lo piden.
Lo que ocurre es que, cuando llegamos al tiempo de inscripciones, no damos abasto. En este colegio tenemos demasiadas peticiones y no podemos atender a todas. ¿Usted qué desea?  Perdón, siéntese. (Retira unos folder que tiene en una silla y la ofrece para sentarse, luego se retira él y se sienta enfrente, al otro lado de la mesa) Diga, diga…
B.   Mire, ya sé que es difícil tener plaza en este colegio. Yo tengo mucho interés,
porque es el colegio donde estudio su padre y siempre me hablo tan bien de él … (con cierta tristeza). Su ilusión era que estudiara aquí.
A.   Bueno, la gente habla bien o mal, según le haya ido. Como en la feria.
B.   Sí, tiene razón, pero no todos los colegios son iguales. Me gustaría mucho que admitieran a mi hijo pequeño, ahora que hemos vuelto a esta ciudad, ya que al mayor, en otro colegio donde vivíamos antes, no le fue bien (Se seca unas lagrimas). A ver si tengo suerte con el pequeño…
A.   (Cortando) Uno se hace ilusiones con los hijos, y no siempre se ven realizadas; a veces, uno se lleva decepciones.
B.   Con mi hijo mayor he fracasado totalmente. La muerte de su padre le afecto mucho …
(De nuevo se seca unas lágrimas) También tuvo muchos malos compañeros en el colegio, lo echaron a perder; perdió el año. ¡Y, encima, con problemas de droga! (Con decisión) ¡No quiero que con el pequeño me ocurra lo mismo!
A.   Hoy día, en todos los colegios tenemos alumnos de todo tipo; aquí intentamos que haya buen ambiente, pero no siempre lo conseguimos. De todos modos, entregue todos los papeles de la solicitud antes de fin de mes, y a ver sí tiene suerte…
B.   (Con tristeza) Usted me da pocas esperanzas. ¿No podrá orientarme un poco?
A.   ¿Y qué esperanzas quiere usted que le dé? Ya le he dicho que aquí tenemos más demanda que oferta.
B.   (Haciendo ademán de levantarse) Ya, ya …
A.   Mire, señora (indicándole con la mano que siga sentada) ¿para qué le voy a  mentir? Es preferible decirle la verdad antes que quedar bien prometiéndole algo que no sé si podré cumplir.
B.   (Algo molesta) Ya veo que usted no se anda con rodeos, pero, por lo menos, ¿puede explicarme lo que hay que hacer con los dichosos papeles y darme un poco de esperanza? 

CASO 2: Francisca es incomprendida
 Francisca es una viuda desde hace casi dos meses, va al colegio donde estudian sus tres hijos, porque la directora, que ha sabido que estaba mal, la llamo para platicar con ella. La conversación transcurre así:

A.   Francisca, espero que no te haya incomodado tener que venir, es porque desde el funeral no hemos vuelto a vernos, y antes de que pase más tiempo, quiero informarte de ciertas cosas.
B.   No, al contrario, si yo deseaba venir para dar las gracias a todos los profesores y amigos de mis hijos que fueron al funeral,  su presencia nos ayudo mucho… (Unas lágrimas se deslizan por su rostro)
A.   Duele lo que estás viviendo.
B.   Mucho… (Llora)
A.   Silencio, mientras ella sigue sollozando)…
B.   (Secándose las lágrimas) Perdón, tenía tanta necesidad de llorar… Gracias por no haberme cortado…
A.  Ahora se siente mejor…
B.   Si, por lo menos se me ha ido la tensión que sentía dentro y que me ahogaba.
A.   Llorar puede ser saludable.
B.   (Respirando honda y relajándose) En mis circunstancias es necesario…; pero la gente lo ve tan mal que ni te dejan llorar tranquila… (Sonriendo) Aquí por lo menos he podido hacerlo; gracias.
A.   A usted, por la confianza que ha tenido. ¿Qué le parece, ahora que está mejor, que hablemos de sus hijos?
B.   Me parece muy bien; también necesito hablar de ellos con alguien que sepa escucharme. 


Para comprenderlos es necesario leer ambos casos, luego hacer un juego de roles con los diálogos, posteriormente concluir con el análisis y conclusiones.